Monseñor Gustavo Zurbriggen es el nuevo obispo de la diócesis de Concordia tras su asunción oficial el pasado viernes 1 de septiembre en la Catedral de la ciudad. Llega para reemplazar a Monseñor Collazuol quien estuvo varios años al frente del episcopado concordiense.
Zurbriggen charló en la tarde del lunes con LT15 dando sus primeras sensaciones de lo que fue su arribo a la ciudad para comenzar con su labor religiosa en la cual apunta a generar una comunidad receptiva a todos los ciudadanos. “Llegué la semana pasada, el miércoles, pero el viernes asumí mi nueva tarea pastoral aquí en la diócesis en una celebración que se realizo en la Catedral con muchos feligreses de distintas parroquias, fue una verdadera fiesta de la fe”, dijo.
“Soy nacido en la provincia de Santa Fe, viví en el campo junto a mi familia tuve una educación familiar rural. Yo en primer lugar me identifico como un párroco, siempre he estado en mucho contacto con la gente. Desde el año 2011 hasta ahora estuve en el norte de Córdoba. Me puedo nombrar así, como un obispo con corazón de sacerdote de parroquia”, se auto describió Zurbriggen a modo de breve presentación de su persona para saber un poco más de él.
Respecto a Concordia, contó que no conocía la ciudad a pesar de haber estado hace un par de años atrás en un evento. “Hace muchos años, unos quince, vine a dar una charla a sacerdotes de Concordia, yo era profesor en el seminario de Paraná, yo era sacerdote en Rafaela. Pero vine de paso, estuve un día, no conocí nada de la cuidad. Quedé encantado con la calidad de la gente, con la buena recepción que tuve, una sensación de una comunidad muy acogedora”, comentó.
“Vengo a sumarme, tengo que escuchar mucho a los sacerdotes y las comunidades, saber cuáles son las debilidades y fortalezas para sumarme a un camino que se viene haciendo hace muchos años más allá de darle mi impronta. Quiero trabajar mucho para que la comunidad de Concordia sea una Iglesia donde todos tengan un lugar preponderante a la hora de obrar y pensar juntos. Me gustaría ser el obispo de una iglesia misionera que va a todos lados, a cada rincón de la diócesis y una iglesia misericordiosa. No tenemos la solución magica de nada, tenemos que hacerles sentir a todo el mundo lo que experimentamos: Que Dios nos ha querido, nos salva”, afirmó el obispo sobre su proyecto en la diócesis concordiense.
