Ana Paula Vila es nutricionista y charló con LT15 contando cómo se debe afrontar esta época del año donde los consumos de bebidas y alimentos suele darse con algún tipo de exceso por sobre el común del año. Sin embargo, destacó que “el problema es que somos muy sedentarios, no tanto lo que consumimos. A veces es más preocupante el tema de la seguridad e higiene alimentaria”.
Durante fin de año, con la llegada de las fiestas y despedidas, los hábitos alimenticios de las personas suelen sufrir alteraciones ya que solemos consumir alimentos en mayor cantidad de lo habitual. Sin embargo, si no se tiene algún tipo de patología, esto no suele ser un inconveniente siempre que, luego, se respete el hecho de realizar actividades que permitan llevar adelante una vida saludable.
“Vivimos en un país y una ciudad donde hacen 40 grados de calor y estamos comiendo alientos que se utilizan en lugares donde hacen mucho frío como turrones o pan dulce y en realidad podríamos comer cosas mucho mas frescas y saludables como ensaladas. Son costumbres y tradiciones que está bueno respetarlas pero con moderación como todo en la vida”, dijo.
“El tema es que uno cada vez que se junta con alguien aprovecha la situación para consumir algún alimento que no es saludable. En realidad si una persona es sana y hace actividad física, van a ser dos semanas con excesos pero después vuelve a una vida saludable. El problema lo tenemos con la gente que sufre de enfermedades crónicas o alguna patología y la situación hace que le cueste mucho cuidarse. A veces es más preocupante el tema de la seguridad e higiene alimentaria donde por ahí dejamos muchas cosas arriba de las mesas y con el calor se pueden contaminar. Pero la realidad es que si uno hace una vida saludable durante el año, hacer algo de más en las fiestas no es tan preocupante”, afirmó la nutricionista.
Por otro lado, hizo mención al tipo de alimentos que se consume, no solo en las fiestas sino en la vida en general diciendo: “Con los carbohidratos hay que entender que es una fuente concentrada de energía, pequeñas cantidades tienen mucha energía como en el pan o galletitas y por ahí uno no se dan cuenta y consume en cantidad. Y, si encima son refinados, no genera una capacidad de saciedad digestiva y uno puede seguir consumiendo. No siempre caen mal pero tienen mucha energía, que en pequeñas cantidades uno se pasa y ayudan a engordar aunque eso es lo normal. El problema es que somos muy sedentarios, no tanto lo que consumimos. Una persona que hace actividad física y se mueve, pude consumirlos obviamente con su límite. No es un alimento prohibido o que haga mal”.
“Hay que salir del mito de la combinación obligatoria, el tema está en agregar la cantidad de frutas y verduras necesarias por comida. Cualquier fruta es mejor que otro alimento, uno lo que tiene que hacer es adecuar la forma de cocción o preparación para que no nos produzcan malestares que, paradójicamente, muchas veces se producen por la cantidad de tiempo que pasamos sin consumir ese alimento. Evitar tanta industrialización, que sea lo más básico posible”, remarcó.
“El exceso de azúcar y sal es veneno. Cuando uno mira la lista de ingredientes de un producto envasado y no entiende lo que dice, es un producto ultra procesado y esos son los alimentos que más tenemos que evitar”, concluyó la especialista.