Según Gun Violence Archive, hubo 565 tiroteos masivos y 31 asesinatos en masa en lo que va del año. La desregulación del mercado legal de armas es una de las principales propuestas de Milei en campaña.
Según la organización estadounidense sin fines de lucro Gun Violence Archive (GVA), excluyendo causas de suicidio -una cifra mayor a los 19 mil casos-, el número total de muertes por violencia armada supera las 15.000 personas en lo que va del 2023 a lo largo y ancho del territorio de los Estados Unidos. Tras un nuevo ataque el miércoles a la noche, esta vez en un bowling y un bar restaurante que dejó un saldo de 22 personas asesinadas y otras 50 heridas en el estado de Maine, vuelve a estar en el foco de la polémica la facilidad para adquirir armas en el país. De cara al balotaje en Argentina, resuena con más fuerza la propuesta del libertario Javier Milei sobre “desregular” el mercado legal y “proteger el uso legítimo” de armas para la ciudadanía.
Hasta principios de octubre, se habían registrado 14.401 muertes y 28.348 heridos por este tipo de ataques armados en Estados Unidos. Hubo 527 tiroteos masivos, en los que fueron baleados más de 700 niños y 4.000 adolescentes. Casi a fin de mes, las cifras siguieron creciendo: 15.545 asesinatos, 565 tiroteos masivos, 31 asesinatos en masa. Además, más de 300 oficiales de seguridad fueron asesinados en este tipo de ataques y más de 660 personas sospechosas de ser agresores fueron heridos o asesinados por las autoridades policiales.
La nueva matanza en Maine de esta semana, en la ciudad de Lewiston, cometida por Robert Card -quien todavía no fue detenido-, es una de las más mortíferas desde la de Las Vegas en octubre del 2017 durante el festival de música country Route 91 Harvest. Allí se registraron 59 muertos, incluyendo al tirador Stephen Craig Paddock y 851 heridos entre la multitud. Aquel, en el estado de Nevada fue el tiroteo más mortífero de la historia y la peor masacre desde los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001 cometidos por el grupo Al Qaeda. En 2017, la organización Estado Islámico se atribuyó el atentado y sostuvo que Paddock se había convertido al islam recientemente.




Entre los ataques armados de este año, la GVA, registró 31 asesinatos en masa. En el mes de enero, hubo siete: Utah, Carolina del Norte, Ohio, tres en California y Tennessee, con un saldo de 43 muertos y 11 heridos; en febrero, el 17 en Misisipi, se dio un único ataque con 6 asesinatos; en marzo se cometieron otros cuatro: dos en Florida, Texas, Alabama, Carolina del Sur y Tennessee, con un total de 26 muertos; otros seis en abril: Kentucky, Alabama, Maine, Texas, California y Oklahoma con 28 asesinatos y 40 heridos; tres en mayo: Florida y dos en Texas, con un saldo de 13 muertos y 7 heridos y dos en junio: Tennessee e Idaho, con 9 muertos.
Por otro lado, en julio se registraron tres tiroteos masivos en Pensilvania, Luisiana y Georgia con 13 muertos y 12 heridos; dos en agosto, en Oklahoma y Ohio, con un saldo de 8 muertos y el último, cometido este miércoles en Maine, con 22 asesinatos y 50 heridos.
En el caso de los tiroteos masivos, se contabilizaron 565 casos. Los estados que más casos denunciaron fueron: Virginia (152), Arkansas-Mississippi (125), Indiana-Michigan (124), California (44), Florida-Georgia (30), Utah-Colorado-Arizona y Nuevo México (28) y Nebraska-Kansas-Iowa-Misuri (27).
Solo en octubre, hubo 43 tiroteos masivos en Estados Unidos en estados como Nueva Jersey, Texas, Nebraska, Illinois, Ohio, Kentucky, Pensilvania, Maryland, California, Minnesota, Carolina del Sur, Nevada, Luisiana, Wisconsin, Missouri, Mississippi, Colorado, Kansas, Denver, Los Ángeles y Chicago, entre otros. En total, fueron asesinadas 61 personas y más de 200 heridas.
De cara a esta nueva matanza en Maine, el presidente estadounidense Joe Biden se comunicó con funcionarios locales para ofrecerles apoyo federal, según comunicó la Casa Blanca. En varias ocasiones, el mandatario pidió “hacer algo” para evitar este tipo de situaciones. Aunque ha firmado varios decretos, un cambio en la ley debe ser aprobado por el Congreso federal, donde ni siquiera cuenta con el apoyo unánime de su partido y, mucho menos, de la oposición republicana, que rechaza en su mayoría cualquier control o limitación a la tenencia de armas.
Fuente: El Destape