En el marco de una reunión informativa, arrancó este martes en la Cámara de Diputados el debate de la reducción de la jornada laboral, que tiene como base siete proyectos de ley, cinco de oficialistas, uno de la izquierda y el restante del socialismo.
Fue el primer encuentro desarrollado en el seno de la Comisión de Legislación del Trabajo, cuya presidenta, Vanesa Siley (FdT) aclaró en el inicio de la reunión que este será el primer encuentro, pero no el último, e informó que “la CGT va a estar presente en la próxima reunión y también algunas cámaras empresariales que nos pidieron participar”.
“Esta discusión es para modificar una norma que data de 1929, que es la ley que rige actualmente la jornada laboral en Argentina, de 48 horas semanales”, señaló la oficialista y dijo entonces que se trata de “modernizar y actualizar la legislación laboral, que cumpliría dentro de cinco años 100 años”. “Cuando se habla de reformas laborales frente a la tecnología, el cambio en las relaciones laborales, hablamos también de este derecho fundamental que es la jornada laboral”, expresó.
Al comparar lo que ocurre en otros países, detalló que “hoy acaba de tener dictamen en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados de México y está próximo a pasar a recinto; en Chile se discutió en abril de 2023 y se convirtió en ley; en Colombia en el 2021 y se convirtió en ley; en Ecuador fue en el año 1983 que se redujo a 40 horas”.
Por otra parte, en Reino Unido hubo una prueba piloto de 61 empresas para reducir un día la semana, que duró seis meses y tras ese tiempo “solicitaron tener definitivamente como régimen una jornada de cuatro días”. De acuerdo con los resultados, “se ve notablemente incrementada la productividad, una baja en el ausentismo, baja en accidentes laborales, lo que trae como consecuencia la baja de un costo”, destacó. Y añadió que además apunta a “mejorar la calidad de vida no solamente en términos físicos, sino de salud mental”. “Todavía no se ha encontrado en todas las experiencias del mundo ningún aspecto negativo”, sumó.
Autora de uno de los siete proyectos en consideración, la diputada Claudia Ormachea (FdT) resaltó que “hace 100 años que no se discute sobre el tema de la jornada” y, sobre el impulso de la iniciativa, consideró que ante los avances tecnológicos y después de la pandemia “era necesario sentarse y pensar en este derecho”. “Es un tema de debate con pruebas piloto en todo el mundo, en los países desarrollados y en los países también de América Latina”, apuntó.
Según consignó el sitio Parlamentario, en contra de la propuesta, Julio Cordero, vicepresidente del departamento de Política Social de la Unión Industrial Argentina (UIA), preguntó a los legisladores: “Yo limito la jornada para que trabaje menos, ¿para qué? ¿O sea, está mal trabajar, estamos en contra del trabajo? ¿Para qué, para ir afuera a hacer qué? Por supuesto la vida familiar es absolutamente importante, pero esto ya se debatió internacionalmente. El límite dispuesto por la OIT es de 8 horas diarias o 48 horas semanales”.
A continuación, Claudio Marín, secretario general FOETRA y gremial de la CTA de los trabajadores, solicitó que se separe la cuestión del “tiempo de trabajo” de la “productividad” porque “sino parece que la productividad depende del tiempo que una persona esté a disposición de su empleador”, por lo que remarcó que “ese no es el único elemento ni tampoco se le puede llamar productividad”.
El cierre del tramo destinado a oradores invitados correspondió a la ministra de Trabajo de la Nación, Raquel “Kelly” Olmos, quien adelantó el apoyo de esa cartera a esa iniciativa, promoviendo en tal sentido que en caso de adoptarse una modificación de la cantidad máxima de horas “se haga de una manera escalonada, con un horizonte y una previsibilidad”, y que a partir de fijar ese máximo de horas “fortalezcamos la competencia de la negociación tripartita de cada convenio para la mejor distribución de las horas máximas a los efectos de adecuar cada sector”.